viernes, 18 de noviembre de 2016

Michael Kiwanuka


 Hay personas que flotan por la vida. Que están por encima de todo y de todos. Que sonríen de medio lado como si tuvieran un angel de la guarda que les libra de cometer errores. Que no se ruborizan hasta que el patio estalla, ruge, llora. Y entonces ponen cara de no ir con ellos. De no entender qué es lo que hacen tan bien y que enloquece a todo el mundo. Que además de su genio, poseen esa mirada humilde tan contradictoria en nuestro mundo terrenal. Pero ellos no son de aquí. Son de ese planeta inalcanzable. Vienen en su nave y se van por donde han venido. Y te regalan ese momento, ese recuerdo, ese cosquilleo. Tocar a tanta gente a la vez, ¿no es ese un gran poder?

jueves, 13 de octubre de 2016

Un vendedor de Kleenex viene a verme

Por lo menos yo lo estuve esperando. Pero nunca llegó, ¡maldito seas vendedor ambulante, dónde estás cuando se te necesita! Bayona es un sádico, eso es un hecho. Ya intentó perpetrar su crimen lacrimógeno en su anterior entrega, Lo Imposible. Recuerdo en aquella proyección que me tocó a mi izquierda una mujer por la que estuve a punto de llamar al Samur. Claramente necesitaba asistencia o al menos un abrazo ya que no paró de llorar y moquear durante prácticamente toda la película. Incluso antes casi de que el Tsunami se sobreviniera. La culpa la tiene Mediaset y su metralleta publicitaria. Los titulares de algunas revistas tampoco ayudaban. La carnicería emocional abría sus puertas y todo el mundo venía predispuesto a pedir cuarto y mitad de emociones duras. A la gente le encanta y es que en el fondo resulta muy liberador. Yo iba dispuesto a participar en ese circo y asumía todas las consecuencias, pero aquel sentimiento nunca llegó. Y me indigné, me sentí estafado hasta el punto de pedir la hoja de reclamaciones. "Mire señorita, me prometieron lágrimas, o eso decía su publicidad. Me siento engañado. He tenido una semana de mierda y lo necesito. LO NECESITO! Deme llanto o devuélvame el dinero!" Mi glándula lacrimal es como mi aparato reproductor: va a su bola. Recuerdo llorar con Forrest Gump, Juno y Cadena Perpetua. Todas ellas con final feliz. No me preguntéis por qué. La declaración de amor de Melvin Udall en Mejor Imposible también derribó todas mis defensas. Y qué puedo decir de aquella confesión de interfono bajo la lluvia en el Hijo de la Novia. Cero dramas, siempre Smile, que diría el esperpento de Gibaja. Esa es mi criptonita.


* SPOILER*

Con estos antecedentes me fui a ver "Un Monstruo Viene a Verme". Totalmente a pelo, no llevaba ni una servilleta. Mira que el tema central de la película me tocaba especialmente ya que se puede decir que he vivido algo parecido. Me hice el valiente y lo pagué con intereses. De primeras la peli me pareció lenta y reconozco que cuando empezaron las historias y los dibujos, pensé: WTF! Y es que es de esas en las que el desarrollo solo cobra sentido cuando se acerca el final. Para el Hannibal Lecter de los directores, la primera hora consiste en poner muchos ingredientes tristes juntos como un precalentamiento para cuando venga el "fatality" emocional. Niño introvertido y soñador que sufre maltrato escolar y cuya madre abandonada por su pareja padece cancer terminal. Toma ya! Para colmo, la abuela también tuvo lo suyo por lo que su caracter lejos de ayudar al pre-adolescente, está más enfocado a mostrarle la cruda realidad de la vida. Pero como digo, todo tiene una razón de ser.

3 Historias viene a contar el Monstruo, en las que nada es lo que parece. Y es que el niño falla en el diagnóstico, por lo menos en las dos primeras. ¿Quién es el culpable? La bruja, el príncipe, el cura, el boticario... No hay héroes, esa es la conclusión que yo saco y es que en la vida real tampoco existen. Todos tenemos debilidades, zonas grises y algunas incluso oscuras. Y sobre todo, somos humanos y tenemos pensamientos que intentamos ahogar pero que poco a poco nos consumen y nos hacen castigarnos a nosotros mismos. Lo importante es lo que hagas, no lo que pienses. "Dí la verdad" le espeta el monstruo casi al final.

Seamos transparentes y sinceros y aceptemos los pensamientos egoistas que nos hacen terrenales. Es mucha carga para un niño pensar constantemente que en algún momento cercano su madre ya no estará. No sé si existe algo más real y más humano que querer dejar de sufrir.

Y por fin llega la bomba de neutrones. Tras esa intensa confesión y ese despertar junto al tejo. Ese viaje en coche donde tendrá que aceptar el cambio radical que se avecina. Y el monstruo con todas sus raices en la habitación de hospital, en ese último aliento... Y quieres que termine pero cuando se acerca el final estás dispuesto a sufrir un poco más por no dejarla ir, porque sabes que ya no volverá y tienes miedo y estás solo y piensas que lo estarás aún más.

Y un toque de luz para finalizar. Ese cuarto perfectamente acondicionado. Representa el recorrido de la abuela, la visión realista, estoica y serena de que la vida sigue y tenemos que jugar con las cartas que nos dan. De que vivimos y morimos y por el camino tenemos que querernos, aguantarnos y servir a los demás.

Bayona te odio a muerte.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Ya no caigo tan bien

Ya son muchos años los que llevo en Madrid y por suerte puedo decir que mi vida social es bastante abundante. Amigos de la universidad, "expatriados" de mi ciudad natal y compañeros de la casi media docena de empresas en las que he trabajado. No se si es que se me da bien la gente o simplemente que tengo buen carácter. Muchas veces pienso que tener relaciones sociales es como cocinar, todo es quererlo. Es la actitud y muchas veces la molestia o la fuerza de voluntad de querer simplemente estar. Dicho así suena como si pidieras lentejas un sábado por la noche en un restaurante, pero seguro que os ha pasado. Esa visita inesperada de un amigo del pueblo justo ese fin de semana que querías descansar, desconectar, tumbarte a ver la segunda temporada de Narcos y gruñirle a cualquiera que se atreviera a tocar tu puerta. Pero no, te levantas, vas a buscar a tu colega a la estación, eliges un restaurante, le presentas a esa chica que una vez mencionaste como un posible "match" y le ofreces un lugar donde caer muerto por el alcohol y por la fiesta que nunca tiene en su ciudad y que aquí es tan abundante. Te lo mereces. Vas por ahí fardando de capital, de su vida nocturna, su caña bien echada y sus Domingos de cielo azul. Te jodes ahora, levantas tu culo de la cama y te vas a buscar a tu amigo de la infancia.

Bueno, pues eso, actitud, disposición, ganas de agradar. Cuando defines tus prioridades es más o menos normal que las que van primero, tarde o temprano te acaben correspondiendo. Pero no es mi intención (lo siento, me enrollo sin querer) hablar sobre esto. Más bien sobre todo lo contrario. Hoy me he dado cuenta que no le caigo bien a una compañera del trabajo. Y pensareis: "Jode chico, no es pa tanto. Una entrada para esto?". La verdad es que ya lo llevo mejor, sabéis? No es la primera persona a la que caigo mal xD. Pero me pregunto, ¿cuándo empezó todo esto? Esta espiral de caer mal a la gente. Yo antes molaba.

¿Cuál es el motivo? La edad. Simple y llanamente. La que tengo yo y la que tiene ella. La madurez mental, el vigor físico y sexual o el desarrollo intelectual. Todas estas características tienen su punto álgido en la vida, cada cual el suyo en su edad correspondiente, y por tanto su posterior declive inevitable, seco y contundente. Lo mismo pasa con tus manías, tu paciencia y tu cinismo. Tu sentido del humor y tu intransigencia. Sobre todo tu intransigencia. Tu orgullo, tu condescendencia. Todo va a la mochila. Lo llaman bagaje. Tus experiencias van al saco y te ayudan a sobrevivir en el mundo real, pero también va para dentro todo el dolor, toda la resignación y todas las batallas perdidas convertidas en complejos.

Se ríe conmigo, yo la veo reír, pero no creo que sea sincera. Creo que cree que soy algo chulo y quizá más políticamente incorrecto de lo que está acostumbrada. A veces me extralimito con ciertas bromas. Y no tengo paciencia para darle la vuelta, ni mi orgullo me ayuda a buscar una razón para hacerlo. Es así, cada vez nos cuesta más caer bien. Por supuesto que luego llega el fin de semana y te presentan a alguien, congenias, te diviertes e incluso te das el número de teléfono. Pero es que nos volvemos corredores de 100 metros. Y en esta metáfora, la compañera de trabajo es una carrera de fondo. Vaya que sí lo es, todos los días tienes que lidiar con ella.

A ver, no dramaticemos, es normal, es el mundo adulto, es la rutina. No siempre vas a estar en la cresta de la hola. Pero lo otro también es cierto, es la edad, es el agotamiento... Nuestro carácter empeora y nuestro círculo se reduce. El bueno, el de verdad, el de calidad. Las exigencias de la senectud también juegan en nuestra contra pero acaso la amistad no debería ser de las primeras atenciones de nuestra lista? A la gente con la edad también se le olvida esto.

Pero no pasa nada, hoy es viernes! Voy a salir a ver si hago un amigo nuevo :).


lunes, 26 de septiembre de 2016

Amistad entre hombres y mujeres (Parte 1/3)

La linea de la sexualidad

Antes de pasar al tema principal, es necesario que explique un asunto que considero bastante clave a la hora de decidir si somos de esas personas acostumbradas a sellar amistad con el sexo opuesto o no. Es algo casero y no se si muy revelador, pero bueno, juzguen ustedes.

Efectivamente, lo de tener amig@s del otro sexo no es para todo el mundo. Hace un tiempo estuve investigando qué era eso de las teorías "queer". Viene a explicar que no existen comportamientos propiamente masculinos o femeninos, no desde el punto de vista biológico, sino que es algo que establece la sociedad. Vamos, que es educacional. Y no solo afecta al género sino también a la identidad y orientación sexual. Yo personalmente no creo mucho en esto, pero quizá sea mejor dejar este debate para otra ocasión. De lo que sí quiero hablar y curiosamente viene a contradecir estas teorías, es de las diferencias entre sexos, ya no entre hombres y mujeres sino entre personas en general.

Imaginaos una línea recta en la que encuadramos la masculinidad o feminidad de una persona. En un extremo encontraremos a un cromañón, generalmente hombre. Bruto, insensible y zafio. Seguro que le ponéis mucho bello corporal aunque ya eso sería entrar en unos cánones que prefiero evitar. En el otro extremos tenemos a la feminidad hecha persona, generalmente mujer. Divina, delicada y estirada. Seguro que no le ponéis ni un solo bello más allá de ese pelazo y esas cejas finas y definidas. Nótese que en ningún momento he dicho, ni diré, que estos dos extremos son contrarios y/o complementarios. No es ella sensible porque él no lo sea.

A medida que una personalidad se acerca al centro va perdiendo ese estereotipo muy femenino o masculino para ir adoptando comportamientos que digamos la sociedad espera del sexo opuesto. Un ejemplo: la empatía. Solemos atribuir esta cualidad más habitualmente a las mujeres, no por eso decimos que nosotros, portadores de un pene, no sepamos escuchar, aconsejar y ponernos en la piel del otro. Pero quizá sí podamos decir que un hombre con estas cualidades coquetea con el centro en nuestra peculiar linea de la sexualidad. Otro ejemplo: el gay. El que además rezuma feminidad. Yo diría que esta persona cruza la línea divisoria, es decir que siendo hombre está del lado que la sociedad determina como territorio femenino. Resumiendo. No hay barreras en lo sexual. No hay imposibles, aunque sí hay modas, o valores que más frecuentemente se repiten y que la sociedad toma como "normales". No me gusta esta palabra y de hecho si le diéramos legitimidad, creo que preferiría ir de cañas con un anormal.

Habéis acertado. La conclusión de todo esto es que el lugar que ocupamos dentro de esta franja "sexual" determina nuestra probabilidad de disfrutar de una amistad con el sexo opuesto. O mejor, de varias, que no queremos que cualquiera con una amiga de rebote se suba al carro ;). Seguiremos.  

viernes, 9 de septiembre de 2016

La vulnerabilidad hace amigos

Que la perfección no es popular, es un hecho. Y no se por qué insiste la gente en colgar su vida perfecta en las redes sociales. Generar envidia "versus" desconexión social. No le veo la rentabilidad por ningún lado. Y cuando hablo de desconexión me refiero a que nadie se siente identificado con esa relación amorosa perfecta, ni ese viaje de ensueño, ni esa mascota adorable. ¿Qué hago mal? ¿Nunca te han perdido una maleta? ¿Tu perro no se caga en el sofá? Pero no quiero hablar del manido perfil de Facebook que todos odiamos. Quiero hablar de esa personalidad que ablanda al resto a la vez que te atrae hasta un punto en el que serías capaz de desnudar tu alma.

Soy raro, tengo manías manifiestas y complejos confesables. Mi historial amoroso es un desastre pero tengo cierto éxito con el sexo opuesto que nadie comprende. Me río de mí mismo constantemente y cuando me llevan la contraria simplemente acepto que existen otros puntos de vista. Yo no soy ese pero reconozco que todo lo que otras personas perciben como algo vulnerable, puede hacerte fuerte socialmente. Fijaros. Tendemos a contar nuestros problemas de pareja a aquel que los ha tenido peores. O manifestar la incomodidad por un defecto al que creemos que los tiene en mayor número o más graves. Quizá lo hagamos porque pensamos que esa persona nos va a entender, pero en realidad tiene más que ver con no sentirnos juzgados. Esa persona públicamente imperfecta es objeto de nuestro desahogo más íntimo y más profundo. Y es muy ventajoso ser ese "párroco". No solo por aquello de que la información es poder. Sería muy frío contemplar ese beneficio. Hablamos de otra cosa. La necesidad que tenemos todos de ser aceptados y convertirnos en esa persona que escucha y bendice los problemas de los demás. De repente, en este espacio confesional que hemos creado, me entregas la llave de tu purgatorio particular. Y no es por esa posesión, es simplemente la conexión que se crea entre esas dos personas y que puede durar toda la vida.

Pero como muchas otras cosas en la vida, todo se puede ir al traste por pasarnos de frenada. De ser vulnerables a transmitir lástima hay una línea muy fina. Dar pena hiere nuestro orgullo y mata la sinceridad y la naturalidad de los que nos rodean. Podemos pensar que a veces infundir respecto y parecer vulnerables estan reñidos. Pero se puede ganar respeto sin parecer perfecto, basta con forjar un buen criterio que los demás tengan en cuenta como referencia en ciertos momentos.

En resumen. Ser naturales con nuestros defectos, nuestras neuras y nuestros complejos, genera confianza y seguridad en el que abre su corazon y en el que busca comprensión más que consejo. Si lo combinas con cierta carisma a la hora de tomar decisiones y a la hora de exponer tus gustos y tus valores, mantienes ese equilibrio por el que nadie te envidia ni por el que nadie te compadece, que te hace fuerte.

miércoles, 8 de junio de 2016

Igualdad vs Equidad


Hace poco un amigo mío compartió esta imagen en Facebook. Su orientación política se dirige hacia la nueva "socialdemocracia", entiéndame usted el entrecomillado. Un dibujo muy explicativo que bien sirve para entender otro concepto: el del reparto de la riqueza. Ese reparto injusto según algunos catalanes y del cual yo estoy muy orgulloso (de lo poco bien que hacemos en España) por el que les toca dar más de lo que reciben.

Parece que el concepto de equidad es algo muy social, se podría decir que muy de izquierdas si no supiéramos desde hace tiempo que del dicho al hecho, hay un trecho. Y como está de moda eso de que dos noticias se entienden mejor juntas, voy a contaros otra que llamó mi atención y que tiene cierta relación. Según una estadística, en España es más probable morir de cancer en unas regiones que en otras, es decir, simplemente hay comunidades en las que se registran más fallecimientos por ciudadano por esta causa. Os podeis imaginar el motivo. Las prestaciones médicas de los centros de salud no son igual de buenas en todos lados porque no se dispone de los mismos recursos.

En el caso de los presupuestos, el estado decide el reparto, pero es competencia de cada comunidad gestionar la parte que se dedica a la sanidad. Sí, en España en vez de tener un solo sistema sanitario, tenemos 17. Muy práctico y lógico. Y te preguntarás, ¿por qué cada comunidad con el dinero que recibe no dedica más recursos a la sanidad? Fácil. Es como dar dinero a un yonki. Lo más probable es que se lo gaste en droga, en cambio si directamente le compras un bocadillo...

Pues resulta que algún loc@ un día se le ocurrió subirse a un atril y sugerir que el estado recuperara la competencia en sanidad para garantizar la equidad que tanto dicen que practican otros. Le llamaron facha. ¿No te has enterado que España es una nación de naciones? ¿Cómo voy a dar más poder al estado en detrimento de los nacionalismos? No te enteras. Lo de "centralizar" no es popular, y de lo que se trata esto es de ganar votos.

El año pasado murieron varios niños por tosferina debido a que sus padres cambiaron de trabajo y de comunidad y los niños allí ya habían recibido las vacunas pertinentes. Efectivamente, en España no tenemos un solo calendario vacunal sino 17.

Llamadme demagogo, pero de verdad que el centralismo solo va de eso. Dejemos de sentimentalizar la política, dejemos de pelearnos por si me siento español o vasco o catalan. La realidad es mucho más sencilla. En este caso tan solo se trata de garantizar la igualdad de oportunidades. Una causa muy loable presumida por unos y practicada por casi nadie.

viernes, 27 de mayo de 2016

La banda sonora de tu vida

Seguro que habéis visto Boyhood. El currazo que se pegaron juntándose dos semanas durante 12 años para grabarla, bien merece que paguemos unos pocos euros por ver el resultado. Si os fijáis, la BSO está compuesta por algunos de los éxitos o canciones que tuvieron cierta relevancia en cada uno de los momentos por los que atraviesa la historia. Pues si hicieran una peli sobre mis últimos 12 años de vida, esa banda sonora bien podría estar ocupada en su totalidad por canciones de Thrice. Sabemos que es difícil quedarse con una sola banda, pero yo soy de esos afortunados que no albergan ninguna duda. Mi respuesta es siempre veloz, como los inicios de una banda que literalmente ha crecido conmigo.

Los descubrí (o me los descubrieron) recién estrenado su tercer album, The Artist In The Ambulance, allá por el 2003. En Febrero de 2004 se presentaron en la capital y como el disco me gustó bastante no dudé a la hora de comprar la entrada. No tengo un recuerdo muy claro de lo que sentí entonces, era uno de tantos conciertos algo alternativos a los que acostumbraba a ir con amigos de la universidad. Poco a poco me fui dando cuenta de la genialidad de aquello y es que más allá de los singles se encontraba algo maravilloso y oscuro. Es raro encontrar la clave de un disco en su segunda mitad. Definitivamente se puede decir que no fui a ese concierto todo lo preparado que debiera haber ido. No da tregua, en ningún momento y su final está tan arriba que me fue imposible alcanzarlo en las primeras pasadas. Pero poco a poco fue haciéndose más nítido hasta que se convirtió en lo que hoy en día sigue siendo mi disco favorito de la vida.



Su siguiente LP, Vheissu, lo recibí con cierto escepticismo, como no podía ser de otra manera. El grupo viraba hacia un lugar que no entendía del todo. Veníamos de algo sencillo pero contundente, un sonido rabioso y potente y lo que me encontré entonces era algo mucho más pausado e introspectivo. Casi experimental. Me quedé algo frío pero la vida sigue. No fue hasta que se acercó su quinto álbum que por fin me di cuenta que lo que había conocido en un principio no volvería jamás. Pero yo terminaba la universidad y también una época sin retorno, así que de nuevo acepté con resignación el inexorable paso del tiempo. Ese quinto album, The Alchemy Index, fue la confirmación. A esta gente se les ha ido la cabeza. Un disco doble dividido en cuatro partes (Fuego, Agua, Aire y Tierra) que ponía sobre la mesa la necesidad de evolucionar hacia diferentes sonidos. Ser admirador de Thrice nunca fue tan difícil, pero lo bueno hay que ganárselo y después de darle mucho al play, acabé rescatando temas que escondían grandeza, templanza y una madurez que hizo cambiar totalmente mi forma de escuchar música.

Beggars, su sexto (séptimo según se mire) disco de estudio fue una gozada desde el principio. Ya en la senectud de la banda, todo se hacía más nítido y cristalino. Es creo yo, cuando la voz de su cantante, Dustin Kensrue, alcanzaba su cota más alta, y no fue hasta que vi el concierto que dieron en las Shock Sessions, cuando me di cuenta que estaba ante posiblemente el grupo de mi vida. Su último disco, Major/Minor, supuso un paso atrás por lo que cuando anunciaron un "hiatus" pensé aquello de fue bonito mientras duró y que lo que habían fabricado siempre estaría ahí para disfrutarlo cuando quisiera.
En algún momento llegué a pensar que no habría más, pero en el fondo sabía o tenía la esperanza de que volverían. A fin de cuentas se retiraban para dedicar más tiempo a sus familias y seguro que ejercer de padre puede ser demasiado inspirador para no contarlo. Hoy, 26 de Mayo de 2016 sale "To Be Everywhere Is To Be Nowhere". Ya estaba colgado en Spotify ayer por la noche. No debía haber mirado, era ya muy tarde, pero lo hice, lo encontré e intenté ignorarlo metiéndome en la cama. Sabía que no podría dormir, 5 años esperando es mucho tiempo. Puse el primer tema y fue como si llevara sin respirar todo ese tiempo. Hoy segunda vuelta en el coche y tercera al llegar a la oficina. Y aunque tengo que trabajar ya no haré otra cosa que escucharlo una y otra vez, porque ya todo su sonido es magro para mí. Ya terminó de madurar, y creo que yo también tengo ya el tiempo justo de horno como para solo seguir disfrutando del camino sin tener que preguntarme todo el tiempo de donde vienen las piedras que lo forman.