Previously en La Cena Interminable... Analizábamos el principio del fin, los pasos previos a la condena. Concluíamos la primera parte con las citas, posiblemente los momentos más emocionantes: los de la conquista. Atención porque lo peor está por venir. He aquí el desenlace.
- La presentación. No la familiar por supuesto, esa es
como el monstruo final. Te la llevas con
tus amigos, la traes a casa a ver Gran Hermano con tus compañeros de piso
(por poner un ejemplo xD), a unas cañas informales entre
semana... Y se puede aplicar al revés también. Tú quedando con sus
amigas. Es ese momento en el que vemos de verdad a la otra persona.
Hasta entonces, siempre hay un punto fingido, SIEMPRE. Conocer el
hábitat del otro es un punto de inflexión importante, el mayor de ellos
hasta ese momento. Si superas esta fase es como un chute de adrenalina
porque ya te habrá visto comportarte como un cabestro con tus amigos, ya
habrá escuchado unos cuantos comentarios políticamente incorrectos, es
el momento de disfrutar siendo tú mismo al 100%. Y saber que aún así le
gustas, incluso que se ríe de tu inmoralidad, es algo, como dirían los
Vetustos, que te hace grande.
- La presentación, la de
verdad. No tienes porque llevarla a casa de tus padres, para mí basta
con presentarle a mi hermana. Es esa persona a la que se tiene que
ganar. Creo que cada uno tiene sus expectativas con este tema, hay gente
más familiar y gente que menos. De hecho muchos pondrían la prueba de
los amigos antes que la de la familia. Para los que no, ya sabéis lo que
toca. La charla pre encuentro avisándole de las excentricidades de tu
hermano mayor, las manías de tu padre y los cuchillos de tu cuñada.
Querrá lanzarse del tren en marcha pero tendrá que pasar por el aro. No
es agradable pero si encaja, será como su segunda familia. Quien algo
quiere, algo le cuesta.
- Cari, nos mudamos juntos? Pasando
de analizar la fase en la que ella deja bragas y cepillos de dientes en
tu casa. Con eso podemos lidiar, es más, quizá prefiramos ceder en este
aspecto con tal de postergar la difícil decisión de vivir juntos. En
cuanto oyes esas palabras en ese orden, una cuenta atrás se pone en
marcha. Lo bueno, como casi todas las decisiones
importantes, es que suelen resolverse con el estómago. Cuando ya has
pasado por varias encrucijadas de nivel maestro, ya tu cuerpo sabe como
responder, ni tienes que pensarlo, la respuesta se siente. Y si es un
NO, lo mejor es bajarse del tren en la siguiente parada. Conste que no
es mi intención frivolizar con este punto, posiblemente para mí será el
más difícil de asumir, más que los dos que vienen después. Todo cambia
drásticamente con los hijos, lo se, parece el mayor escalón en la vida de uno,
pero en realidad, irte a vivir con la parienta es como un simulacro de
incendio del que no te habían avisado. Tú vida ya no será la misma a
partir de este momento.
- La boda. Podría alargarme tanto
con esto... No he pasado por esta pantalla, ni siquiera por el punto anterior,
bueno sí, pero me bajé del tren en la última parada, o más bien en
marcha. Lo sé, consejos vendo y para mí no tengo. El caso es que la boda
no me parece para tanto. Es solo un paso natural. Lo importante es
firmar, y lo haces porque obtienes algo a cambio, algo de la sociedad. Y
la firma en sí no te exige nada a cambio, quizá un puñado de euros. Son
todo ventajas, por eso no entiendo a los que están en contra del
matrimonio. Sí entiendo más a los que están en contra de las bodas, del
banquete, del "tinglao", del negocio, de ser el centro de atención, de la
orgía de comer y de beber y de gastar. Pero oye, nadie te obliga a pasar
por eso. No me alargaré más. A mí me costará irme a vivir con alguien,
pero si lo hago, seguramente es porque estoy muy seguro de todo lo que
pueda venir después, por lo tanto para mí, la boda no deja de ser un
trámite más en tu imparable carrera hacia la esclavitud.
- Los críos. Esto sí que es el fin. Hace poco leí este artículo que me gustó mucho. Para mí será el primer cambio drástico que tenga que afrontar, porque yo hago todo a toda hostia. Algunas personas me han preguntado si no me estresa correr tanto. A lo que contesto que mi fuente de estrés viene por lo contrario, la parsimonia es lo que me pone enfermo. Espero que por mis hijos aflore esta paciencia divina. Por lo demás, ya os haréis una idea si tenéis sobrinos o amigos con hijos o vecinos con niños que se multiplican como gremlins montando guarderías en las que se hacen sacrificios humanos. Todo pasa a un segundo plano, absolutamente todo y hay que asumirlo. Es el season finale de la vida, y en mi opinión el punto (antes de dejar preñada a tu señora a ser posible) del cual no hay retorno. Y si lo hay suele ser con consecuencias un tanto catastróficas. Estoy a mil jodidas millas de este lugar al que espero llegar algún día, y como no me gusta hablar de lo que no sé, daré por concluida esta entrada. Seguramente llegado el día, pasar por una experiencia tan importante me de cuerda para más de una entrada y más de cien. Veremos entonces en qué lugar queda todo esto.
En este momento no me imagino superando la fase de la presentación (la primera eh! de la segunda ni hablamos) con nadie, imagínate el resto...
ResponderEliminarPero creo, sin conocimiento de causa, que los críos son la fase más crucial ya no sólo para la pareja sino para uno mismo. Porque la pareja se puede romper pero tus niños siempre serán tus niños así que más te vale haberlos tenido con alguien que sea, como mínimo, buena persona.
Es que esto es como un videojuego. Las primeras pantallas son fáciles, ya te las conoces, las pasas sin a penas perder vidas. Pero luego llegan los monstruos finales y en este juego no se puede salvar la partida. Y entonces te rayas, piensas que el juego no te va y pasas a otro. Quiero pensar que llegará uno que te encante y quieras pasártelo hasta ver los créditos.
ResponderEliminarY lo que digo con los hijos es que cuando ya estás convencido de querer hacer una vida con alguien, imagino que es algo que llega y ya está. Por supuesto que es lo más duro y lo que más te cambia la vida y es un paso que no se puede deshacer así que más te vale estar seguro. Pero vamos, que esto no lo veo yo ni con prismáticos.