lunes, 3 de noviembre de 2014

El gran reto del ser humano...

...Aceptar no ser aceptado.

A lo largo de la vida lo padecemos en muchas circunstancias. No te cogen en el equipo de fútbol del colegio. No te dejan entrar en el garito de moda. Te tiran en esa entrevista que pensaste que te había salido tan bien. Pero no son estas las que más duelen. Lo sabéis.

Pero yo no lo sabía, no hasta hace poco. Y lo peor es que pensaba que sí.

Antes de nada planteo la siguiente cuestión, un tanto manida pero no tan trivial. ¿Qué es peor, dejar o que te dejen? Yo lo pasé mal dejando. Era una chica que me importaba mucho y en esos casos siempre te preguntas si estarás haciendo lo correcto. Es esa sensación que te persigue y aparece en esos momentos de debilidad en los que la echas de menos. No se donde leí o alguien me contó que había leído lo inteligente que es nuestra memoria a la hora de guardar los recuerdos. A mí me da la sensación que se queda con lo bueno y olvida más fácilmente todo aquello que te suponía un problema. Así no me ayudas cerebro mio! Además, pensaba que al ser dejado, el hecho de no tener más opción te hacía las cosas fáciles. Coges tu ira y la canalizas de alguna forma pero no le das más vueltas. En cambio al dejar, siempre tienes ese pensamiento que te quita el sueño de no saber si hiciste lo correcto. Qué equivocado estaba! Precisamente el no tener opción, el no entender, el saber que hagas lo que hagas no podrás solucionar aquello, esa frustración de no poder darle la vuelta es lo que te va matando y es lo que conforma una de las 3 etapas del ser humano despechado, el dolor sentimental.

Pero hay otros dos más, también por "S": El superficial y el social. Y van en ese orden, algo así como las 5 etapas del duelo, pero en vez de la muerte o del fin de la vida, del fin del amor. Y cada cual le da su importancia y cada cual las sufre de diferente manera.

Lo primero que se te pasa por la cabeza cuando te dejan es una reacción muy infantil: Me están quitando algo que es mío. Mi chica. Esa persona que me escucha, me da cariño, me atiende y me da placer sexual. Lo tenía ayer y ya no lo tengo. Mierda, no es justo, por qué! Es una fase que pasa rápido, como cuando pierdes la cartera. En realidad en seguida nos acostumbramos a no tener algo, pero jode infinito cuando lo pierdes. La mayoría de la gente no le da excesiva importancia a esto. Es verdad que en algunos casos pierdes algo que jamás vas a recuperar, por la razón que sea. Pero aún así, es sorprendente como el ser humano se acostumbra a prescindir de algunas cosas, las materiales desde luego, pero las afectivas también. El tema de la salud ya es otro cantar.

Después viene el daño social. Aunque cueste creerlo, para algunas personas es el peor de los 3. Y suele ser por esa palabra que daña tanto nuestro ego: el fracaso. Me han dejado. Pero no hay mal que por bien no venga. Comunicar esta noticia nos ayuda a saber quién nos importa de verdad, a quien queremos sin condiciones. Porque a esta gente nos resultará relativamente fácil transmitírselo, incluso nos apoyaremos en ellos y tendremos esa sensación de que nos comprenden y sufren por nuestro dolor. En cambio aquellas personas a las que nos da pereza contarles nuestras intimidades suelen coincidir con las que nos importan menos, las que están en nuestra vida porque tiene que haber de todo. Y es agotador. Porque yo personalmente odio que se compadezcan. Sin querer fingimos que estamos mejor de lo que estamos, tenemos que seguir con el trabajo, los amigos, la familia y no nos apetece una puta mierda. Solo quieres meterte bajo las sábanas y dejar pasar el tiempo aunque sabes que lo mejor es volver a tu rutina cuanto antes. Todo esto es lo que compone el daño social y hay algunas personas a las que les sobrepasa.

Y por último, el peor de todos, el ya mencionado daño sentimental. ¿Y cuánto dura esto? Depende del caso. Seguramente años. Se suele intentar tapar y los patrones de estos enterradores improvisados suelen verse con facilidad. De repente te apuntas a todo, no paras quieto, sales de fiesta mucho más que antes. Retomas contacto con viejas amistades. En algunos casos hasta se puede llegar a cambiar de trabajo o de ciudad. Todo vale para dar carpetazo. Pero el truco más usado suele ser el de conocer a alguien. Forzar citas y adoptar una actitud más receptiva por la noche. Y si eres lo suficientemente kamikaze puede que encuentres a alguien que te distraiga. La verdad es que no tengo decidido si esta actitud es buena o mala. Por un lado creo que el duelo es necesario. Por otro, mantener la mente en algo nuevo suele ser buena idea y tener en la cabeza a otra persona le dice a tu cerebro que eso otro ya pasó, que hay que ir pensando en renovarse. Pero como digo siempre, es tu estómago el que suele tener la última palabra y si cuelga una foto en facebook y sigues notando ese movimiento intestinal, es señal de que todavía te queda. Pero no corras, pasará. Hay que seguir el instinto de uno y no elegir lo primero que pasa por delante. Una buena chica te hará sentir lo mismo o algo mejor que lo que tenías porque las cosas pasan por algo, y si acabó es porque tenía que acabar. Llámenme iluso pero creo que algo mejor te depara el destino y es la razón por la que todo aquello tenía que terminar, para dar paso a lo que te da luz y te conviene de verdad.






viernes, 17 de octubre de 2014

Cuando se puede decir "Te Quiero"

Y uso el verbo poder antes que el verbo querer. Porque querer sin condiciones parece algo que solo nos atañe a nosotros, pero cuando hablamos de dos personas, hemos de pensar en el otro, en su reacción, en sus pretensiones. Ya no basta con querer, hace falta algo más.

"Yo no lo voy a decir primero", es un pensamiento habitual. Me confieso apasionado de estas estrategias por lo humanas que son y lo recurrentes que resultan.

Con mi última novia acabó siendo algo un tanto ridículo. Intuía que ella lo estaba esperando, pero no quería asustarme. Ya hacía tiempo me había confesado que era de las que van deprisa, que no podía evitarlo. Y al ver mi alarmada reacción ante tan precaria actitud, decidió contenerse con este tema. Entonces es cuando en un domingo lluvioso me propuso ver "Primos". A pesar de que ambos la habíamos visto, acepté sin rechistar. Me sorprende y no me sorprende el éxito de tuvo esta cinta. Por un lado es una comedia romántica facilona que puede llegar a tocar a determinadas persona. Por otro, me pasa como en muchas otras, no me llego a creer al protagonista. Igualito que con Ted Mosby. Me parece un tipo de hombre demasiado infrecuente. Al tío le dejan plantao en el altar y sin pasar duelo alguno, decide ir a buscar a su novia del pueblo de la que vuelve a caer enamorado al instante y totalmente dispuesto a todo. Quizá sea víctima de un shock emocional que le empuja a comportarse de esa manera. Aún así, poco creible. La chica pasa de él al principio como es lógico pero al final se deja convencer. En el mundo real, vas a buscar a esa ex en plan kamikaze después de que te dejen tirao en la iglesia y no la consigues de vuelta ni en 10 películas. Pero en fin, sigamos. Si habeis visto la peli, os podeis hacer una idea de en que consistía la estrategia de mi última chica. Fue a por el te quiero "light": el "prequiero". Yo en realidad ya la quería pero no se si estaba preparado para decírselo. Pero se lo dije, directamente. Ni de coña iba a pasar por esa tontería del prequiero.

Pero volvamos al presente. Hoy "B" ha saltado de mi cama, como un resorte. Ha dormido mal pero ha disimulado bien. Se ha vestido a oscuras por no molestar y una vez preparada ha aprovechado los 3 minutos que le sobraban para acurrucarse a mi lado. Me ha parecido tierno y al despedirla, entre sueños, como si no tuviera importancia, le hubiera dicho que la quería. Pero no lo he hecho.

Me estaré ablandando con la edad pero ni de coña era el momento. Y ahí es donde voy, ahí es donde he pensado en escribir esto. ¿Por qué no es el momento? No es solo elegir el instante, es lo que decía al principio, es algo de dos y ella está con el freno de mano echado, todo lo contrario que aquella otra chica. Quiere llevar las riendas, quiere ser la que decide y teme perder el control si se deja llevar. Creo que le parece que eso puede derivar en algún tipo de daño emocional a corto plazo.

Os pondré otro ejemplo absurdo, os vais a reír y es que es ridículo pero real. Hablo de los emoticonos del whatsapp. Hay cuatro tipos de besos. No os hagáis los longuis, los conocéis. Y todo el mundo sabe el orden en "sentimiento" que representan. Está el beso con ojos redondos, el de ojos curvos, el de ojos cerrados con enrojecimiento y como no, el que lanza un corazón. Yo uso indistintamente cualquiera de los 3 primeros, ella casi siempre el tercero. Es algo que no se habla, pero parece como que hay que tener cuidado con el cuarto. Yo entro en el juego pero me resulta muy tonto por lo que el otro día decidí usarlo, y como no podía ser de otra manera, hizo un comentario al respecto confirmando todas mis teorías. Es ridículo pero confieso que tiene su encanto, es parte de la tontería de las primeras semanas.

Pero todavía no hemos contestado a la pregunta inicial. ¿Cuándo podemos decir Te Quiero? En este artículo de opinión se habla de algo relacionado. No es que sea muy fan de Risto, creo que su aportación no es tan auténtica, pero esto que copio a continuación me viene a la mente al hablar del tema que nos ocupa:

Nos enamoramos y hacemos ver que nos da igual. Vayamos poquito a poco, no te vaya a soltar un te quiero demasiado pronto, no nos vayamos a precipitar. Como si esto que te sale del corazón fuese agua del grifo. Ahora lo caliento, ahora lo enfrío. Ahora le doy a chorro...

Yo suelo ponerme en el punto medio. Creo que hay que darle la justa relevancia. Ni frivolizar con ello ni darle tantas vueltas. No me vale que me quiera y que al día siguiente ya no, pero el que lo recibe debe ser consciente de que la gente quiere y deja de querer. No de un día para otro, eso no está bien, algo se ha hecho mal entonces, pero sí como consecuencia de un amor degradado. Hemos de estar despiertos, ver las señales y recordar como aquel te quiero que oíste una vez, no lo agarraste con fuerza porque sabías que un día se te podría escurrir. Cógelo y acompáñalo. Ve de la mano con él pero no le des la espalda y tampoco lo abraces tan fuerte que no te deje ver la farola que tienes delante y con la que puedes acabar estrellándote.

Digamos más "Te Quiero". No le demos tanta importancia al hecho de decirlo y aprendamos a interpretarlo cuando lo escuchamos. Seremos más libres, más independientes y conseguiremos querer más y mejor.


lunes, 13 de octubre de 2014

Momentos Críticos en una Relación - 2/2

Previously en La Cena Interminable... Analizábamos el principio del fin, los pasos previos a la condena. Concluíamos la primera parte con las citas, posiblemente los momentos más emocionantes: los de la conquista. Atención porque lo peor está por venir. He aquí el desenlace.

- La presentación. No la familiar por supuesto, esa es como el monstruo final. Te la llevas con tus amigos, la traes a casa a ver Gran Hermano con tus compañeros de piso (por poner un ejemplo xD), a unas cañas informales entre semana... Y se puede aplicar al revés también. Tú quedando con sus amigas. Es ese momento en el que vemos de verdad a la otra persona. Hasta entonces, siempre hay un punto fingido, SIEMPRE. Conocer el hábitat del otro es un punto de inflexión importante, el mayor de ellos hasta ese momento. Si superas esta fase es como un chute de adrenalina porque ya te habrá visto comportarte como un cabestro con tus amigos, ya habrá escuchado unos cuantos comentarios políticamente incorrectos, es el momento de disfrutar siendo tú mismo al 100%. Y saber que aún así le gustas, incluso que se ríe de tu inmoralidad, es algo, como dirían los Vetustos, que te hace grande.

- La presentación, la de verdad. No tienes porque llevarla a casa de tus padres, para mí basta con presentarle a mi hermana. Es esa persona a la que se tiene que ganar. Creo que cada uno tiene sus expectativas con este tema, hay gente más familiar y gente que menos. De hecho muchos pondrían la prueba de los amigos antes que la de la familia. Para los que no, ya sabéis lo que toca. La charla pre encuentro avisándole de las excentricidades de tu hermano mayor, las manías de tu padre y los cuchillos de tu cuñada. Querrá lanzarse del tren en marcha pero tendrá que pasar por el aro. No es agradable pero si encaja, será como su segunda familia. Quien algo quiere, algo le cuesta.

- Cari, nos mudamos juntos? Pasando de analizar la fase en la que ella deja bragas y cepillos de dientes en tu casa. Con eso podemos lidiar, es más, quizá prefiramos ceder en este aspecto con tal de postergar la difícil decisión de vivir juntos. En cuanto oyes esas palabras en ese orden, una cuenta atrás se pone en marcha. Lo bueno, como casi todas las decisiones importantes, es que suelen resolverse con el estómago. Cuando ya has pasado por varias encrucijadas de nivel maestro, ya tu cuerpo sabe como responder, ni tienes que pensarlo, la respuesta se siente. Y si es un NO, lo mejor es bajarse del tren en la siguiente parada. Conste que no es mi intención frivolizar con este punto, posiblemente para mí será el más difícil de asumir, más que los dos que vienen después. Todo cambia drásticamente con los hijos, lo se, parece el mayor escalón en la vida de uno, pero en realidad, irte a vivir con la parienta es como un simulacro de incendio del que no te habían avisado. Tú vida ya no será la misma a partir de este momento.

- La boda. Podría alargarme tanto con esto... No he pasado por esta pantalla, ni siquiera por el punto anterior, bueno sí, pero me bajé del tren en la última parada, o más bien en marcha. Lo sé, consejos vendo y para mí no tengo. El caso es que la boda no me parece para tanto. Es solo un paso natural. Lo importante es firmar, y lo haces porque obtienes algo a cambio, algo de la sociedad. Y la firma en sí no te exige nada a cambio, quizá un puñado de euros. Son todo ventajas, por eso no entiendo a los que están en contra del matrimonio. Sí entiendo más a los que están en contra de las bodas, del banquete, del "tinglao", del negocio, de ser el centro de atención, de la orgía de comer y de beber y de gastar. Pero oye, nadie te obliga a pasar por eso. No me alargaré más. A mí me costará irme a vivir con alguien, pero si lo hago, seguramente es porque estoy muy seguro de todo lo que pueda venir después, por lo tanto para mí, la boda no deja de ser un trámite más en tu imparable carrera hacia la esclavitud.

- Los críos. Esto sí que es el fin. Hace poco leí este artículo que me gustó mucho. Para mí será el primer cambio drástico que tenga que afrontar, porque yo hago todo a toda hostia. Algunas personas me han preguntado si no me estresa correr tanto. A lo que contesto que mi fuente de estrés viene por lo contrario, la parsimonia es lo que me pone enfermo. Espero que por mis hijos aflore esta paciencia divina. Por lo demás, ya os haréis una idea si tenéis sobrinos o amigos con hijos o vecinos con niños que se multiplican como gremlins montando guarderías en las que se hacen sacrificios humanos. Todo pasa a un segundo plano, absolutamente todo y hay que asumirlo. Es el season finale de la vida, y en mi opinión el punto (antes de dejar preñada a tu señora a ser posible) del cual no hay retorno. Y si lo hay suele ser con consecuencias un tanto catastróficas. Estoy a mil jodidas millas de este lugar al que espero llegar algún día, y como no me gusta hablar de lo que no sé, daré por concluida esta entrada. Seguramente llegado el día, pasar por una experiencia tan importante me de cuerda para más de una entrada y más de cien. Veremos entonces en qué lugar queda todo esto.

jueves, 2 de octubre de 2014

Momentos Críticos en una Relación - 1/2

Hablamos de los puntos de inflexión. Desde que te conoces hasta que decides pasar toda la vida con ella. A mi modo de ver son 10 eliminatorias, nada más y nada menos. De ellas puedes salir reforzado o puedes empezar a oler el fracaso. Esa sensación que se instala en tu cerebro que suena a algo así como... "esto no va a salir bien". Las expongo en orden cronológico. Allá vamos.

- Primer contacto. En un bar con una desconocida, una cita de Internet, un plan de amigos en el que te presentan a esa chica que te puede encajar y con la que acabas la noche... Es el primer filtro y es superficial. Al principio puedes no caer en ciertos detalles que con suerte tendrás el placer de descubrir en las distancias cortas. Una manera de hablar, un tono, te pueden gustar con curvas o sin ellas, la manera de besar... A veces la cosa no pasa del primer acercamiento. Pero para llegar hasta el final de la historia, digamos que en este caso la cosa funciona. Pasamos a la siguiente fase.

- La cita. La conversación. Temas en común, aficiones, filosofía de vida en general. Ambiciones, sentido del humor... La segunda prueba es más intelectual. O se puede decir que es más química porque tampoco en una cita podrás descubrir cual es su nivel cultural, su inteligencia emocional o si es capaz de hacer un sudoku de los chungos.

- El sexo. Llega. Al final llega y es bastante clave. Yo soy de la idea que en general este examen no hace suspender a demasiada gente. Anécdota al canto: De pequeño fui a un colegio de curas. Fuera de lo meramente académico puedo rescatar pocas enseñanzas de aquella época. Pero hubo una charla con un cura en concreto que sí que recuerdo bien. Era sábado. Sí, en mi colegio te podían castigar con asistencia en fin de semana. El caso es que me quedé solo con aquel cura (lo se, no suena bien) y no se como salió el tema pero yo con mis huevos toreros le fui a preguntar sobre eso de evitar la vida en pecado, sobre el riesgo que suponía casarte con una chica con la cual no habías tenido relaciones. Su respuesta fue algo así: "Eso se sabe. Sabes si te encaja, se intuye, te gusta o no te gusta. Y las diferencias que podáis tener, se pueden limar con el tiempo". Y tenía razón. Casi lo sabes con restregarte un rato en el bar, ya no te digo después de varias despedidas de portal. Los primeros en guardar celibato inventaron el "edredoning". Puede que el sexo salga mal un par de veces, pero al final sale y si no sale es porque usaste chuletas en los dos exámenes anteriores. Es decir, amigo mio, no tenías porque llegar a este punto, ya sabías que no te gustaba. Pasarás a engrosar la lista de capullos que se acostaron con ella un par de veces y no la volvieron a llamar.

- El post-sexo. Os voy a contar algo. Es algo triste, muy poco Disney. No quiero parecer un cabrón pero hoy me siento sincero. No es que después del sexo perdamos interés. Es que después del sexo, los instantes a continuación son los más lúcidos que tenemos, es así. Se dice que en el mundo animal, las glándulas endocrinas del macho (me estoy inventando todo) segregan una hormona que le incita a alejarse de la hembra. El hombre al final es un animal más, producimos una hormona parecida. El caso es que no me preguntéis porque pero a veces uno está más a gusto después del sexo y otras veces nos dan ganas de saltar por la ventana. Y es que despejado el tema sexual, es cuando empezamos a ver más allá. En muchos casos es cuando descubrimos si estamos allí por que te gusta de verdad o porque querías acostarte con ella. He de decir que el postcoito es una sensación que cambia según vamos conociendo a la chica. La primera vez puede ser del rollo "piernas pa que os quiero". Pero también tenemos sentimientos. Según aparece el cariño, la sensación después del sexo va evolucionando. Poco a poco vamos queriendo más estar ahí. Si esa sensación no llega, la prueba queda como NO superada. Lo malo de esta fase es que es un tanto confusa, a veces no llegas a saber del todo cual es el problema, en muchos casos es tu estómago el que toma las decisiones, y es que somos esclavos de sus caprichos.

- Citas citas dubidú. 3-4 citas suelen ser suficientes para saber si alguien nos interesa. Si en seguida llega esa sensación de quedar por obligación, no vamos por buen camino. Esto es como el decálogo de "He Just Not That Into You" (posiblemente una de las películas más infravaloradas que existen). Si nos apetece quedar, aplazaremos lo que haga falta, plantaremos a nuestros amigos, a la familia, AL FUTBOL!! Sobre todo al principio. Pero si no es nuestra prioridad, la prueba queda nuevamente como NO superada.


... Continuará


jueves, 11 de septiembre de 2014

¿Las tecnologías nos acercan o nos alejan?

No voy a alimentar el tópico de esa mesa en una céntrica terraza madrileña donde un grupo de amigos se junta para mirar sus móviles. Es triste, pero ya nos lo sabemos. A estas alturas ya conocemos las pocas virtudes del whatsapp (las tiene, tampoco hay que ser tan negativo) y el daño que su uso está generando en la sociedad.

Hablamos de algo más, hablamos de las relaciones personales. Hemos derribado todos los obstáculos. Más bien la tecnología lo ha hecho por nosotros. ¿Os acordáis de esa llamada al teléfono fijo de la chica que habías conocido en la sesión de tarde de la discoteca de tu pueblo? Para hablar con ella, antes tenías que convencer a su padre que como no, te aplicaba el tercer grado. "Quién eres", "Qué quieres", "Ahora mismo no se puede poner, está estudiando, pero si quieres dejarle un mensaje...". Una trampa mortal. Al final después de varios intentos conseguías dar con ella y tenías esa primera conversación incómoda en la que mediante la improvisación tenías que conseguir que accediera a quedar contigo. Luego resulta que los recién licenciados necesitan consejeros laborales para afrontar la primera entrevista. Claro, no se han enfrentado a ese padre.

Hay que reconocer que ahora el primer paso está chupado comparado con lo que suponía hace unos años. La llamada es intrusiva, en cambio un mensaje es fácil, aséptico, no conlleva excesivo riesgo. Y si existe contestación puedes pensarte con calma la respuesta. Es el ejemplo claro de la sociedad de "procrastinadores" profesionales en la que vivimos. Todo para el final, porque el directo está ahí, te está esperando y tarde o temprano tendrás que afrontarlo. ¿Acaso no es mejor fracasar en un principio que hacerlo al final? Ese tiempo que te ahorras.

Y que hay de las páginas de contactos. Tinder, Badoo, Meetic ¿son el sustitutivo de salir y ligar a la manera tradicional? ¿Que hay de aquello de esforzarse por ampliar tu círculo porque sabes que conocer gente te llevará a conocer más gente? ¿Qué fue de ir a una cafetería, sonreír a la camarera, hacerle un sutil cumplido y ver en tu siguiente visita si de la semilla que plantaste aquel día algo ha florecido? Los cyber Humphrey Bogart te dirán que no. Que no es un sustitutivo, es un extra. Es ligar a gran escala. Puedes mantener todo aquello que ya hacías y sigues haciendo los fines de semana y además ligar entre semana con tu móvil.

Algunos pueden pensar que cuantas más papeletas compres más probabilidades hay de que te lleves la rifa. ¿Estamos preparados para conocer a tanta gente? Somos seres limitados, hemos de centrar el tiro. Y lo de "macroligar" es un atajo. Es conocer gente a toda prisa, es querer adelantar acontecimientos. Me recuerda a cuando volví de Japón. ¿Podemos hacer tantos kilómetros en tan poco tiempo? ¿Que es el jet lag en realidad? No es solo un cambio horario. A mí me pegó fuerte al volver, es difícil de explicar la sensación que tuve. Lo poco que dormí iba envuelto en sudor y sueños como los que tienes cuando estas febril. Algo que mi cuerpo quería transmitirme: "no me hagas esto", "no aceleres tanto". Es como Super Lopez cuando se quedaba dormido por las mañanas. Se vestía a super velocidad y se tiraba el café encima. Simplemente porque hay cosas que no se pueden hacer tan rápido.

Con nuestras relaciones pasa algo parecido. No damos a basto. 200 amigos en Facebook, otro síndrome de Diógenes más. Lo hacemos con nuestras posesiones materiales, siempre acumulando, porque desprender nos produce alergia. Y entonces te mudas y te acuerdas de todo aquello. Te vas a casa después de esa cita rápida y crees que algo no ha salido tan bien como esperabas. Te metes en la cama después de 20 horas de avión y no eres capaz de reconocer el malestar que el viaje te ha producido. Esa sensación de frustración como cuando intentas correr en un sueño. Seguro que tiene relación con todo aquello que queremos abarcar y no podemos.

La tecnología nos da esa posibilidad. La de ir más rápido. ¿Nos aleja o nos distancia? Discutiéndolo con una amiga me contaba algo triste. Noticias importantes que recibía por whatsapp de amistades lejanas, producían falsa pero balsámica sensación de presencia. Pero luego al ver a esa amiga en persona y escuchar la misma buena nueva de viva voz, resulta que la experiencia no era la misma que si se hubiera enterado en ese momento. La tecnología nos da inmediatez que a veces es importante, pero coarta nuestras emociones, nos las inhibe. 

Yo, que vivo de algo que tiene que ver con la tecnología, saqué a relucir recursos de internet que suponen un gran avance. Las páginas para compartir aficiones, para compartir coche, para intercambiar domicilio en vacaciones... Al final llegamos a un acuerdo, o por lo menos con esa idea me quise ir yo. La tecnología nos ofrece una plataforma muy útil para compartir intereses comunes entre personas que todavía no se conocen, pero ¿qué hay de las relaciones personales? ¿Qué hay de las relaciones íntimas? ¿Hemos mejorado en ese sentido? Somos la generación que lo quiere todo y que no está dispuesta a sacrificar nada. La tecnología debería estar enfocada a resolver este problema, como resuelve otros. Pero no, solo nos ofrece potencia sin control. Atajos. Mucha cantidad pero no tanda calidad. Porque hay cosas que llevan su tiempo. Como se dice en consultoría, 9 mujeres no hacen un hijo en un mes. Hay cosas que no se pueden acelerar y suele coincidir con las que parecen las importantes.