viernes, 17 de octubre de 2014

Cuando se puede decir "Te Quiero"

Y uso el verbo poder antes que el verbo querer. Porque querer sin condiciones parece algo que solo nos atañe a nosotros, pero cuando hablamos de dos personas, hemos de pensar en el otro, en su reacción, en sus pretensiones. Ya no basta con querer, hace falta algo más.

"Yo no lo voy a decir primero", es un pensamiento habitual. Me confieso apasionado de estas estrategias por lo humanas que son y lo recurrentes que resultan.

Con mi última novia acabó siendo algo un tanto ridículo. Intuía que ella lo estaba esperando, pero no quería asustarme. Ya hacía tiempo me había confesado que era de las que van deprisa, que no podía evitarlo. Y al ver mi alarmada reacción ante tan precaria actitud, decidió contenerse con este tema. Entonces es cuando en un domingo lluvioso me propuso ver "Primos". A pesar de que ambos la habíamos visto, acepté sin rechistar. Me sorprende y no me sorprende el éxito de tuvo esta cinta. Por un lado es una comedia romántica facilona que puede llegar a tocar a determinadas persona. Por otro, me pasa como en muchas otras, no me llego a creer al protagonista. Igualito que con Ted Mosby. Me parece un tipo de hombre demasiado infrecuente. Al tío le dejan plantao en el altar y sin pasar duelo alguno, decide ir a buscar a su novia del pueblo de la que vuelve a caer enamorado al instante y totalmente dispuesto a todo. Quizá sea víctima de un shock emocional que le empuja a comportarse de esa manera. Aún así, poco creible. La chica pasa de él al principio como es lógico pero al final se deja convencer. En el mundo real, vas a buscar a esa ex en plan kamikaze después de que te dejen tirao en la iglesia y no la consigues de vuelta ni en 10 películas. Pero en fin, sigamos. Si habeis visto la peli, os podeis hacer una idea de en que consistía la estrategia de mi última chica. Fue a por el te quiero "light": el "prequiero". Yo en realidad ya la quería pero no se si estaba preparado para decírselo. Pero se lo dije, directamente. Ni de coña iba a pasar por esa tontería del prequiero.

Pero volvamos al presente. Hoy "B" ha saltado de mi cama, como un resorte. Ha dormido mal pero ha disimulado bien. Se ha vestido a oscuras por no molestar y una vez preparada ha aprovechado los 3 minutos que le sobraban para acurrucarse a mi lado. Me ha parecido tierno y al despedirla, entre sueños, como si no tuviera importancia, le hubiera dicho que la quería. Pero no lo he hecho.

Me estaré ablandando con la edad pero ni de coña era el momento. Y ahí es donde voy, ahí es donde he pensado en escribir esto. ¿Por qué no es el momento? No es solo elegir el instante, es lo que decía al principio, es algo de dos y ella está con el freno de mano echado, todo lo contrario que aquella otra chica. Quiere llevar las riendas, quiere ser la que decide y teme perder el control si se deja llevar. Creo que le parece que eso puede derivar en algún tipo de daño emocional a corto plazo.

Os pondré otro ejemplo absurdo, os vais a reír y es que es ridículo pero real. Hablo de los emoticonos del whatsapp. Hay cuatro tipos de besos. No os hagáis los longuis, los conocéis. Y todo el mundo sabe el orden en "sentimiento" que representan. Está el beso con ojos redondos, el de ojos curvos, el de ojos cerrados con enrojecimiento y como no, el que lanza un corazón. Yo uso indistintamente cualquiera de los 3 primeros, ella casi siempre el tercero. Es algo que no se habla, pero parece como que hay que tener cuidado con el cuarto. Yo entro en el juego pero me resulta muy tonto por lo que el otro día decidí usarlo, y como no podía ser de otra manera, hizo un comentario al respecto confirmando todas mis teorías. Es ridículo pero confieso que tiene su encanto, es parte de la tontería de las primeras semanas.

Pero todavía no hemos contestado a la pregunta inicial. ¿Cuándo podemos decir Te Quiero? En este artículo de opinión se habla de algo relacionado. No es que sea muy fan de Risto, creo que su aportación no es tan auténtica, pero esto que copio a continuación me viene a la mente al hablar del tema que nos ocupa:

Nos enamoramos y hacemos ver que nos da igual. Vayamos poquito a poco, no te vaya a soltar un te quiero demasiado pronto, no nos vayamos a precipitar. Como si esto que te sale del corazón fuese agua del grifo. Ahora lo caliento, ahora lo enfrío. Ahora le doy a chorro...

Yo suelo ponerme en el punto medio. Creo que hay que darle la justa relevancia. Ni frivolizar con ello ni darle tantas vueltas. No me vale que me quiera y que al día siguiente ya no, pero el que lo recibe debe ser consciente de que la gente quiere y deja de querer. No de un día para otro, eso no está bien, algo se ha hecho mal entonces, pero sí como consecuencia de un amor degradado. Hemos de estar despiertos, ver las señales y recordar como aquel te quiero que oíste una vez, no lo agarraste con fuerza porque sabías que un día se te podría escurrir. Cógelo y acompáñalo. Ve de la mano con él pero no le des la espalda y tampoco lo abraces tan fuerte que no te deje ver la farola que tienes delante y con la que puedes acabar estrellándote.

Digamos más "Te Quiero". No le demos tanta importancia al hecho de decirlo y aprendamos a interpretarlo cuando lo escuchamos. Seremos más libres, más independientes y conseguiremos querer más y mejor.


lunes, 13 de octubre de 2014

Momentos Críticos en una Relación - 2/2

Previously en La Cena Interminable... Analizábamos el principio del fin, los pasos previos a la condena. Concluíamos la primera parte con las citas, posiblemente los momentos más emocionantes: los de la conquista. Atención porque lo peor está por venir. He aquí el desenlace.

- La presentación. No la familiar por supuesto, esa es como el monstruo final. Te la llevas con tus amigos, la traes a casa a ver Gran Hermano con tus compañeros de piso (por poner un ejemplo xD), a unas cañas informales entre semana... Y se puede aplicar al revés también. Tú quedando con sus amigas. Es ese momento en el que vemos de verdad a la otra persona. Hasta entonces, siempre hay un punto fingido, SIEMPRE. Conocer el hábitat del otro es un punto de inflexión importante, el mayor de ellos hasta ese momento. Si superas esta fase es como un chute de adrenalina porque ya te habrá visto comportarte como un cabestro con tus amigos, ya habrá escuchado unos cuantos comentarios políticamente incorrectos, es el momento de disfrutar siendo tú mismo al 100%. Y saber que aún así le gustas, incluso que se ríe de tu inmoralidad, es algo, como dirían los Vetustos, que te hace grande.

- La presentación, la de verdad. No tienes porque llevarla a casa de tus padres, para mí basta con presentarle a mi hermana. Es esa persona a la que se tiene que ganar. Creo que cada uno tiene sus expectativas con este tema, hay gente más familiar y gente que menos. De hecho muchos pondrían la prueba de los amigos antes que la de la familia. Para los que no, ya sabéis lo que toca. La charla pre encuentro avisándole de las excentricidades de tu hermano mayor, las manías de tu padre y los cuchillos de tu cuñada. Querrá lanzarse del tren en marcha pero tendrá que pasar por el aro. No es agradable pero si encaja, será como su segunda familia. Quien algo quiere, algo le cuesta.

- Cari, nos mudamos juntos? Pasando de analizar la fase en la que ella deja bragas y cepillos de dientes en tu casa. Con eso podemos lidiar, es más, quizá prefiramos ceder en este aspecto con tal de postergar la difícil decisión de vivir juntos. En cuanto oyes esas palabras en ese orden, una cuenta atrás se pone en marcha. Lo bueno, como casi todas las decisiones importantes, es que suelen resolverse con el estómago. Cuando ya has pasado por varias encrucijadas de nivel maestro, ya tu cuerpo sabe como responder, ni tienes que pensarlo, la respuesta se siente. Y si es un NO, lo mejor es bajarse del tren en la siguiente parada. Conste que no es mi intención frivolizar con este punto, posiblemente para mí será el más difícil de asumir, más que los dos que vienen después. Todo cambia drásticamente con los hijos, lo se, parece el mayor escalón en la vida de uno, pero en realidad, irte a vivir con la parienta es como un simulacro de incendio del que no te habían avisado. Tú vida ya no será la misma a partir de este momento.

- La boda. Podría alargarme tanto con esto... No he pasado por esta pantalla, ni siquiera por el punto anterior, bueno sí, pero me bajé del tren en la última parada, o más bien en marcha. Lo sé, consejos vendo y para mí no tengo. El caso es que la boda no me parece para tanto. Es solo un paso natural. Lo importante es firmar, y lo haces porque obtienes algo a cambio, algo de la sociedad. Y la firma en sí no te exige nada a cambio, quizá un puñado de euros. Son todo ventajas, por eso no entiendo a los que están en contra del matrimonio. Sí entiendo más a los que están en contra de las bodas, del banquete, del "tinglao", del negocio, de ser el centro de atención, de la orgía de comer y de beber y de gastar. Pero oye, nadie te obliga a pasar por eso. No me alargaré más. A mí me costará irme a vivir con alguien, pero si lo hago, seguramente es porque estoy muy seguro de todo lo que pueda venir después, por lo tanto para mí, la boda no deja de ser un trámite más en tu imparable carrera hacia la esclavitud.

- Los críos. Esto sí que es el fin. Hace poco leí este artículo que me gustó mucho. Para mí será el primer cambio drástico que tenga que afrontar, porque yo hago todo a toda hostia. Algunas personas me han preguntado si no me estresa correr tanto. A lo que contesto que mi fuente de estrés viene por lo contrario, la parsimonia es lo que me pone enfermo. Espero que por mis hijos aflore esta paciencia divina. Por lo demás, ya os haréis una idea si tenéis sobrinos o amigos con hijos o vecinos con niños que se multiplican como gremlins montando guarderías en las que se hacen sacrificios humanos. Todo pasa a un segundo plano, absolutamente todo y hay que asumirlo. Es el season finale de la vida, y en mi opinión el punto (antes de dejar preñada a tu señora a ser posible) del cual no hay retorno. Y si lo hay suele ser con consecuencias un tanto catastróficas. Estoy a mil jodidas millas de este lugar al que espero llegar algún día, y como no me gusta hablar de lo que no sé, daré por concluida esta entrada. Seguramente llegado el día, pasar por una experiencia tan importante me de cuerda para más de una entrada y más de cien. Veremos entonces en qué lugar queda todo esto.

jueves, 2 de octubre de 2014

Momentos Críticos en una Relación - 1/2

Hablamos de los puntos de inflexión. Desde que te conoces hasta que decides pasar toda la vida con ella. A mi modo de ver son 10 eliminatorias, nada más y nada menos. De ellas puedes salir reforzado o puedes empezar a oler el fracaso. Esa sensación que se instala en tu cerebro que suena a algo así como... "esto no va a salir bien". Las expongo en orden cronológico. Allá vamos.

- Primer contacto. En un bar con una desconocida, una cita de Internet, un plan de amigos en el que te presentan a esa chica que te puede encajar y con la que acabas la noche... Es el primer filtro y es superficial. Al principio puedes no caer en ciertos detalles que con suerte tendrás el placer de descubrir en las distancias cortas. Una manera de hablar, un tono, te pueden gustar con curvas o sin ellas, la manera de besar... A veces la cosa no pasa del primer acercamiento. Pero para llegar hasta el final de la historia, digamos que en este caso la cosa funciona. Pasamos a la siguiente fase.

- La cita. La conversación. Temas en común, aficiones, filosofía de vida en general. Ambiciones, sentido del humor... La segunda prueba es más intelectual. O se puede decir que es más química porque tampoco en una cita podrás descubrir cual es su nivel cultural, su inteligencia emocional o si es capaz de hacer un sudoku de los chungos.

- El sexo. Llega. Al final llega y es bastante clave. Yo soy de la idea que en general este examen no hace suspender a demasiada gente. Anécdota al canto: De pequeño fui a un colegio de curas. Fuera de lo meramente académico puedo rescatar pocas enseñanzas de aquella época. Pero hubo una charla con un cura en concreto que sí que recuerdo bien. Era sábado. Sí, en mi colegio te podían castigar con asistencia en fin de semana. El caso es que me quedé solo con aquel cura (lo se, no suena bien) y no se como salió el tema pero yo con mis huevos toreros le fui a preguntar sobre eso de evitar la vida en pecado, sobre el riesgo que suponía casarte con una chica con la cual no habías tenido relaciones. Su respuesta fue algo así: "Eso se sabe. Sabes si te encaja, se intuye, te gusta o no te gusta. Y las diferencias que podáis tener, se pueden limar con el tiempo". Y tenía razón. Casi lo sabes con restregarte un rato en el bar, ya no te digo después de varias despedidas de portal. Los primeros en guardar celibato inventaron el "edredoning". Puede que el sexo salga mal un par de veces, pero al final sale y si no sale es porque usaste chuletas en los dos exámenes anteriores. Es decir, amigo mio, no tenías porque llegar a este punto, ya sabías que no te gustaba. Pasarás a engrosar la lista de capullos que se acostaron con ella un par de veces y no la volvieron a llamar.

- El post-sexo. Os voy a contar algo. Es algo triste, muy poco Disney. No quiero parecer un cabrón pero hoy me siento sincero. No es que después del sexo perdamos interés. Es que después del sexo, los instantes a continuación son los más lúcidos que tenemos, es así. Se dice que en el mundo animal, las glándulas endocrinas del macho (me estoy inventando todo) segregan una hormona que le incita a alejarse de la hembra. El hombre al final es un animal más, producimos una hormona parecida. El caso es que no me preguntéis porque pero a veces uno está más a gusto después del sexo y otras veces nos dan ganas de saltar por la ventana. Y es que despejado el tema sexual, es cuando empezamos a ver más allá. En muchos casos es cuando descubrimos si estamos allí por que te gusta de verdad o porque querías acostarte con ella. He de decir que el postcoito es una sensación que cambia según vamos conociendo a la chica. La primera vez puede ser del rollo "piernas pa que os quiero". Pero también tenemos sentimientos. Según aparece el cariño, la sensación después del sexo va evolucionando. Poco a poco vamos queriendo más estar ahí. Si esa sensación no llega, la prueba queda como NO superada. Lo malo de esta fase es que es un tanto confusa, a veces no llegas a saber del todo cual es el problema, en muchos casos es tu estómago el que toma las decisiones, y es que somos esclavos de sus caprichos.

- Citas citas dubidú. 3-4 citas suelen ser suficientes para saber si alguien nos interesa. Si en seguida llega esa sensación de quedar por obligación, no vamos por buen camino. Esto es como el decálogo de "He Just Not That Into You" (posiblemente una de las películas más infravaloradas que existen). Si nos apetece quedar, aplazaremos lo que haga falta, plantaremos a nuestros amigos, a la familia, AL FUTBOL!! Sobre todo al principio. Pero si no es nuestra prioridad, la prueba queda nuevamente como NO superada.


... Continuará